2011-03-31

Gürtel kommt!


La estadística es una disciplina con una base teórica matemática que, aunque no participe de la exactitud de esa ciencia, permite resultados con unos márgenes de error más o menos determinados. Se dice que la mayor parte de los desvíos se producen a través de la captación o el tratamiento de los datos.

Así pues, los estudios de opinión, encuestas o sondeos sobre la intención del voto de los ciudadanos no suelen equivocarse demasiado; los que si se equivocan a veces son los ciudadanos, los votantes.

Sucedió en Alemania, en 1933: se equivocaron los votantes, se equivocaron los trabajadores y se equivocó la clase política…y pasó lo que todos sabemos.

Parece que todos los sondeos sobre el voto futuro de los españoles apuntan a una vuelta del PP al poder. Bueno, en principio la alternancia es consustancial a la democracia y, sin duda, beneficiosa; pero, por favor ciudadanos, no elijáis a ese pasmarote de la política, a esa nadería ideológica. A ese hombre al que se sube a las barbas la troupe de chorizos del reino de Valencia, y al que ningunea la troupe de Madrid. El que no tuvo más remedio que destituir al tesorero de su partido; del que, tras su primera aparición como imputado, ha venido a decir su abogado a los ciudadanos algo así como que su defendido viajaba con tanta frecuencia a Suiza para escalar el Mont Blanc. ¡Chorizos desvergonzados!

Los sondeos sonríen al señor Rajoy, pero como comenta Rubalcaba con su ironía habitual, parece estar pidiendo desesperadamente la hora, como los equipos de fútbol que van ganando por la mínima. Podía parecer, sin embargo, que en las últimas semanas hubiera comenzado el señor Rajoy a salir de sus indecisiones, con el acompañamiento en su toma de posiciones de la número dos del PP, la señora de Cospedal. Así, la secretaria general de ese partido ha descubierto, con gran autosatisfacción, que el PP es el verdadero” partido de los trabajadores”. Ya sólo queda que los trabajadores se lo crean.

Rajoy, desairado por el gran capital, se ha desligado de él y muestra su desdén hacia magnates y directivos de las grandes corporaciones; que, a su entender, se han echado en brazos de Zapatero; al que han rogado que no haga caso a las peticiones del PP de nombrar sucesor y, mucho menos, a convocar elecciones anticipadas. Y el buen Rajoy asegura, desdeñoso, que las grandes productoras de empleo no son la banca del señor Botín, ni el poder de los demás grandes: la verdadera base de nuestra economía radica en las industrias familiares, la pequeña empresa y el comercio al detall. Parece que tras adscribirse al “partido de los trabajadores” lo va hacer al “partit dels botiguers ; seguro que este señor no ha caído en la cuenta de que un pulgar hacia abajo del Sr. Botín puede acabar en un plisplás con todas las trapisondas de Ruiz Mateos y otros mercaderes por el estilo.

Y es que el señor Rajoy, en su supino desconocimiento de la cosa pública, no sabe que en política está casi todo inventado, y que ha transcurrido más de medio siglo desde que el francés Pierre Poujade apelara a los "trabajadores independientes", a los "artesanos y comerciantes", a la Francia "de abajo" contra las "200 familias" para coadyuvar al fin de la IV república y el advenimiento de la V, la del general de Gaulle. Probablemente para cuando Rajoy y los suyos descubran lo que fue el poujadismo, ya habrá periclitado en Francia su sucesor natural: el lepenismo.

Naturalmente, nos consta que hay un gran número de votantes desilusionados, frustrados, golpeados por la crisis y desesperanzados por la política; ciudadanos que no sentirían el menor deseo de volver a votar a Zapatero. Vale; sus críticas al presidente como un optimista impenitente, un iluso dentro de un porvenir sombrío, o un impulsor de sueños, son totalmente admisibles, pero lo que no le se puede negar al presidente es que sea un demócrata, un demócrata también impenitente. Y ¿quién tiene en frente? A un grupo político que ansía a toda costa el poder, pero que no tiene el menor reparo en aceptar el apoyo de una jauría vociferante, de esas TDTs fachas “instaladas en el bramido- como dijo el filósofo-. De un político sombrío que lanza a sus perros de presa para que insulten, calumnien y traten de engañar a la opinión pública, como hace con ese vicesecretario de comunicación, que repite sus sandeces…¡ah, cuidado! tampoco los alemanes que acudían a la Bürgerbräukeller entendían bien el dialecto austriaco de Hitler, pero, como gritaba mucho, acabaron haciéndole caso.

JGM

*La foto de arriba corresponde a los boquiabiertos Rajoy y de Cospedal

*La foto del medio es de Pierre Poujade

.La última foto es del presidente Zapatero


2011-03-29

SORTU sí. ETA no

Generalmente, cuando alguien prepara minuciosamente un plan B es que tiene poca confianza, o ninguna, en que funcione el A. Parece lo sucedido a Sortu.

Hay que reconocerles que, como Fanton y Cajus en Falstaff, se quitaron las máscaras. Presentaron los estatutos de su nuevo partido diciendo: somos los que somos, pero no lo que fuimos. Incluso, como les critica Gregorio Peces-Barba, su abogado era el defensor habitual de los asesinos de ETA.

Auspiciar que la legalización de Sortu traería consigo el final de ETA es un simple whisful thinking, un juicio de intenciones contrapuesto al de los jueces menos literales, que no confían en esas intenciones de los pretendientes. Y es que lo sucedido en la T-4 marcó seriamente los intentos de redención. Dicen que cuando detuvieron a los causantes de esos estragos y muertes, los guardias civiles les sacudieron la badana, ¡mal hecho!, los que tenían que haberles dado de tortas eran sus colegas que negociaban con el Gobierno.

En cualquier caso, ha habido cierta sorpresa con la sentencia del Tribunal Supremo: han ganado por la mínima los que sostienen el Legis menti magis est attendendum quam verbis . ‘Debe atenderse más al espíritu de la ley que a lo literal de las palabras’. Parece que ha primado en la exigua mayoría la idea la idea de que no se puede ir con la ley en una mano y la pistola en el bolsillo, por si acaso.

Quizá la sentencia facilite la entrada de los “candidatos blancos”, pero claro está, los que más desearían entrar son los que lo han peleado durante tantos años. Así pues, no parece que vayan a contaminar ninguna lista con algún viejo conocido de la policía; aunque lo dará por hecho ese detritus del franquismo cuyas voces llegan desde Estrasburgo. Hay que tener también en cuenta que las luchas más feroces en el seno de los partidos se dan al confeccionar las listas electorales, no parece que los que llevan todo el año trabajando para el partido vayan a dejar la “pole position” a los recién llegados. Les dejarán entrar, si acaso, donde supongan un valor añadido en las listas.

Dicen tener también, un plan C; mejor que expliquen de qué se trata, no vayamos a pensar en lo peor.

Es poco probable que, a pesar de la reñida sentencia del TS, el TC agilice su decisión. No es un órgano de la Justicia, pero parece contagiado de su lentitud. Los tribunales europeos pillan todavía más lejos.

Y ¿qué pasara después?:

Si se pierden las elecciones locales, tienen dos años para seguir siendo buenos chicos y poder meterse en las del Parlamento Vasco; las generales les importan un rábano porque ahí no tienen nada que hacer.

Contar en años puede impacientar a quien desea participar en la vida pública, pero ¿y a los presos que simplemente quisieran participar en la vida común de los ciudadanos?

Puede pecar uno de simplista, pero parece que las dos cuestiones se solucionarían, una de ellas de forma inminente, si los pocos que parecen quedar soltaran las armas de una vez por todas. Amén.

JGM

2011-03-03

El curilla y el barón

Un hombre comete un error y los dioses acaban con él” es una definición de la tragedia perfectamente aplicable al ex doctor Karl-Theodor zu Guttenbergs, ex ministro del ejército alemán. Un brillante aristócrata bávaro de sólo 39 años, (con un zu y un von entre sus múltiples nombres y apellidos) casado con una descendiente de otra nobleza (la von Bismarck), y que era el ministro mejor valorado y el delfín a suceder a Angela Merkel en la cancillería alemana.

¿Qué pasó? ¿Fue acaso la causa del gottdamerung la masacre de decenas de civiles, incluyendo niños, que las tropas alemanas produjeron en Afganistán? ¿O quizá la muerte reciente de tres soldados alemanes en un lugar próximo al del suceso anterior, debida al parecer a un exceso de confianza? No; esos hubieran sido simples daños colaterales o gajes del oficio militar. La causa es mucho más fútil: ¡le han pillado copiando! Y es que parece que entre todos los títulos nobiliarios le faltaba al barón el título académico de Doctor, algo que en Centroeuropa parece considerarse mucho. Es España, generalmente, sólo llamamos doctor al médico - ya se ocupa su colegio profesional de que así sea.

El caso es que hace pocos años, el joven ministro decidió añadir ese título a su acervo y presentó una tesis ante los tribunales académicos. La calificación fue de sobresaliente cum laude, y el ministro se hizo bordar el “Dr.” hasta en la zamarra con la que iba de cacería. Pero héteme aquí que los imprevisibles avatares del azar llevaron a algún curioso impertinente a rebuscar en Google y ¡voila!, la Süddeutsche Zeitung descubrió el pastel hace pocos días: El futurible había hecho “COPY “ y “PASTE” del 20% de su tesis y había olvidado entrecomillar esos párrafos. El pasado lunes 21, el ministro respondió a los periodistas: “¿Dinitir? ¡Absurdo!” Hoy ha presentado su renuncia a Frau Merkel, que, por cierto, ha tenido su semana negra con el añadido de la debacle electoral en la ciudad estado de Hamburgo.

Decía el ingenioso profesor Frank J. Dobie, un texano que, expulsado por liberal de su universidad de Texas, se trasladó a Cambridge, que”La mayoría de las tesis doctorales no son más que un traslado de huesos de un cementerio a otro”. Las tesis doctorales son un fastidio, un calvario inevitable para quien quiera ocupar un puesto docente o un cargo académico; al igual que es un fastidioso vía crucis el que para ejercer de juez o notario tengan los pretendientes que memorizar un largo temario y “cantarlo” ante un tribunal adormilado. Probablemente lo que se pretende es que los candidatos demuestren su tesón, su templanza, su paciencia, su espíritu de sacrificio y su resistencia a la adversidad. ¡Bueno! Ya podría un físico, aquí, llegar a materializar el bosón de Higgs, que para llegar a la docencia tendría que escribir quinientas páginas con quinientas notas acerca de los efectos de los rayos cósmicos sobre el boniato.

Todo el asunto del barón resultaría en España una fruslería. Aquí, parece ser que hasta los premios nobel plagian las novelas de sus paisanas.

Pero aparte de la anécdota, lo que llama más la atención es la diferencia de los principios éticos entre la Europa del norte y la del sur. La ética de ese brillante político, que tras su error, renunció inmediatamene a su título académico y, muy poquito después, a su carrera política, comparada con la de los berlusconis o los gerifaltes del reino de Valencia. Uno de estos últimos que se viste, calza y encorbata gratis, que acepta del Bigotes regalos de reyes para sus hijos que harían palidecer de frustración a los propios Magos; otros más para su santa esposa, que probablemente hayan batido el record de caja de la milla de oro de la calle Serrano de Madrid; el coche a la medida que le regalamos malgré nous a aquel soplagaitas, para que lo estrellara al día siguiente. Y que decir de ese fantoche de más arriba, al que le toca la lotería todas las semanas; o del tipo de más abajo capaz de sacar oro de entre las basuras.

Dado que a diferencia del norte, aquí no dimite ni dios, os arengo: ¡Amunt valencias! Sois los más indicados para sacudiros vosotros mismos esa caspa.

Julio G Mardomingo