No parece que la selección de fútbol y el himno nacional se lleven muy bien. Ya en tiempos del déspota aquel, creo que en un partido en Praga, los checos saludaron al equipo español con el Himno de Riego. Aparte del magnífico partido y del deportivo comportamiento de los espectadores, la final de la copa de fútbol de este año ha tenido un significado que, por mucho que la mayoría de los políticos quiera minimizar, me parece trascendente.
Llovía sobre mojado en la sección deportiva de TVE. Ya en el pasado otoño, el comentarista deportivo Jesús Álvarez, ante un doble encuentro entre los equipos catalanes y los de Madrid , dijo que “la jornada no fue buena para los equipos españoles“ (el Madrid empató y el Atlético perdió por goleada).
El pasado miércoles, en la final de copa entre vascos y catalanes en tierra valenciana, el Himno Nacional y la aparición del Rey fueron saludados con una sonora pitada. Me dirán, “bueno ¿y qué?”. El problema es que algún responsable de TVE decidió suspender la trasmisión y poner imágenes de otro escenario. Previamente, la Policía había descolgado una pancarta que rezaba “We are nations of Europe, Good Bye Spain" .
Me viene a la memoria que a comienzos de los 80, en Buenos Aires, en la cancha de Boca, los hinchas aprovechaban cierta impunidad colectiva para gritar consignas contra la Junta de torturadores y asesinos que “gobernaba” ese país. “Se va a acabar, se va acabar, esa manía de matar”, cantaban.
De todas las lecturas que se pueden hacer de este suceso destaca la censura que un medio público controlado por el Parlamento ejerciera para evitar que más de diez millones de españoles y muchos más en el resto del mundo pudieran seguir esa manifestación espontánea del público. Incluso, según El País, en el descanso del partido se transmitió el Himno, bien que aumentando el volumen dela música sobre el del ruido ambiental y sobrerepresentando rostros serenos de entre los espectadores, es decir, tratando de minimizar los silbidos del respetable y en esta ocasión, no respetado público.
Mis reflexiones sobre el asunto son:
Primo: Resulta poco verosímil que se tratara de un “fallo humano” o de un “fallo de coordinación”, más bien parece una decisión precipitada ante un suceso inesperado en un momento que alguien consideró “solemne”. ¿hubieran cambiado de escenario ante un altercado violento en la grada?, lo más probable es que no. Luego, fue un acto de censura política.
Dado que al presidente de TVE lo elige, bien que indirectamente, el Parlamento, deberá ser ese mandatario quien dé explicaciones creíbles en ese foro público.
Deuxio: Otra vez el conflicto semántico de “nación”, ¿Hubiera retirado la policía un cartel que dijera “Viva el cantón de Alcoy”? Pues no.
Además del castellano, disponía la mayoría de los espectadores de otras dos –serían tres según los valencianos- lenguas vernáculas, quizás por ello alguien optó por escribir la pancarta en inglés. Dado que a los polis no se les exige el conocimiento de idiomas, tuvo que haber claramente un responsable de esta ridícula, pero inquietante, limitación de la libertad de expresión.
Creemos que debería ser el señor Rubalcaba quien, en el Parlamento, explicara quién lo ordenó y por qué se retiró la pancarta.
Tertio: El sangriento jefe de Estado anterior lo era “por la gracia de Dios”, pero el rey lo es por una componenda en tiempos de crisis. En tiempos del mencionado asesino hubieran hablado del contubernio de unos agitadores. En nuestro caso no parece que se dieran cita en un a final de copa sólo para abuchear la real presencia.
¿Para cuándo un referéndum que legitime o acabe con esa institución?
Quartus: Me parecen lamentables las reacciones de los políticos, incluida la del dimisionario Llamazares. Parece que a todos les desagradó el suceso ¿pero a quién se creen que gobiernan esos prohombres? ¿Acaso tienen que pero parece que no le gusta que hayan destituido al responsable de deportes de TVE.
JGM
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