Lo que más podía temer el señor Rajoy ha sucedido; la Justicia ha podido, al fin, sortear todas las zancadillas que el defensa central Trillo iba poniendo en su avance: el presidente de la comunidad valenciana se sentará en el banquillo; posiblemente lo haga con el traje de tres botones y solapa Nápoli o, quizá, con el hábito de nazareno, si sigue empeñado en victimizarse. Este es otro de los temores del PP: que la decisión del juez Flors vuelva a poner de los nervios al President y reaparezcan sus fantasías de orate. De momento son los cargos más próximos de su partido los tratan de defenderlo de forma aberrante. Es vergonzoso, por contrario al Derecho y por sus tintes mafiosos, que la portavoz Johnson o el multi-imputado Fabra digan que los votos mayoritarios de los ciudadanos valencianos le absuelven de toda culpa. ¿Quieren decir, acaso, que la mayoría de los habitantes del reino de Valencia son masivos encubridores de un delito, y de otros, más graves, que están a punto de aflorar?
El juez Flors no se ha andado con florituras, y le ha impuesto una fianza de 55.000 euros. Una cantidad que la mayoría de los ciudadanos no podría afrontar y se vería abocada al embargo.
¿De dónde los va a sacar Camps? ¿De la caja de la botica? Porque su “amiguito del alma” no parece que esté en condiciones de hacerle un “prestamo”. Hombre, también podría empeñar el regalo aquel que traspasó tres pueblos, o el juguete que mostró la cicatería de los Magos de Oriente.
Respecto a lo dicho sobre el traje, quizá le convenga más el hábito de nazareno, porque sin duda le espera un largo calvario.
Julio G Mardomingo
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