De los múltiples dogmas que la Iglesia Católica ha proclamado; de esas verdades reveladas en las que los católicos –y en otras épocas también ateos y paganos- habían de creer a pie juntillas, al menos cuatro corresponden a la virgen María, tres de ellos a la triple virginidad de María de Nazareth.
El más antiguo es el dogma del Theotokos, la virgen como madre de Dios. Parece que en concilio de Éfeso, en el año 431, se armó la de Dios es Cristo –nunca mejor aplicada la frase- y surgieron múltiples herejías, tratadas con mano de hierro por Cirilo, la bestia negra de Amenábar en “Ágora”. Sin embargo, ya un siglo antes, el arrianismo negaba prácticamente la divinidad de Cristo.
San Agustín y el papa Félix dicen rotundamente que la Virgen quedó encinta por la oreja. San Efrén dice lo mismo en un himno; Agobar refiere que la Iglesia cantaba en su época: «El Verbo entró por el oído a la Virgen, y salió por la puerta dorada.»
Imaginemos una parodia de la Anunciación:
Nos encontramos en un escenario idílico: un pórtico de mármol “all ‘aperto”. Arcos de medio punto que descansan sobre finas columnas blancas. Bóvedas de arista de color azul celeste. Al fondo un cubículo, alrededor un jardín y en la lejana perspectiva un paisaje bucólico.
En el silencio de la escena, una joven doncella lee un libro que descansa sobre un atril repujado.
De repente surge un ruido estremecedor, y un frenético batir de alas agita impetuosamente el aire causando el súbito terror de la doncella, que ve horrorizada cómo el vendaval arrebata el libro de su atril. Al alzar sus ojos, no puede dar crédito a lo que ve: un íncubo mueve sus enormes alas hasta que consigue aterrizar bajo el pórtico.
Ante el inesperado estropicio cualquier cosa puede devenirle a la doncella: lo más probable, un síncope; más dudoso, un embarazo. Es sin embargo la segunda opción la que se va a producir.... pero no nos adelantemos.
Cuando la doncella se recupera del espanto oye la voz del ícaro intruso que le dice:
-“Alégrate, llena eres de gracia, el señor está contigo”.
-¿Qué señor? -responde la doncella, intentando recuperar su aplomo.
-Pues qué señor va a ser, el nuestro.
-¡Vaya por dios!
-¡Ese mismo! Alégrate mujer, porque vas a ser la primera madre de alquiler de la Historia.
-Ya. Y qué le digo a José.
-De eso ya nos ocupamos nosotros.
Ya sostenían los primeros Padres de la Iglesia, San Justino, Atenágoras, Tertuliano, San Clemente de Alejandría, San Cipriano, Lactancio, San Ambrosio y otros, tomándolo de los escritores judíos Filón y Flavio Josefo, que los ángeles tuvieron trato carnal con las mujeres y que engendraron hijos de ellas; pero bueno, atengámonos al dogma y que reste sólo decir que esta suspensión de las leyes naturales en el momento de la encarnación, se celebra como Festum Incarnations, justo nueve meses antes de la Navidad, como es menester, aunque no sea en nuestro país día festivo ni feriado.
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El segundo dogma mariano, la Perpetua Virginidad de María, quedó definido por el tercer Concilio de Letrán celebrado por el Papa San Martín I en el año 649, aunque anteriormente San Jerónimo había defendido la teoría de la virginidad de la Virgen, antes, durante y después del parto, frente a Helvidio, que sostenía que María tuvo dos hijos de José después del nacimiento virginal de Jesucristo; y que desde un punto de vista religioso, el estado matrimonial no es inferior al celibato. Pero ya conocemos el horror Venerius de esta curia
La fiesta se celebra el 21 de noviembre sin grandes fastos cívicos.
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Históricamente, el tercer dogma es el de la Asunción de María a los cielos. La koimesis o “la dormición de la madre de Dios” .
Es un dogma que incide en la subordinación de las mujeres a los hombres. Así, mientras que Jesucristo resurrecto asciende a los cielos por su propio pie, las alegorías representan mediante una ascensión levítica vertical el “tránsito de la Virgen”, del que dicen que acaece por la gracia divina. Así pues, María fue asunta; se supone que por los ángeles, que han sido tradicionalmente los grandes mediadores entre Dios y la Virgen.
Trajo grandes polémicas entre asuncionistas y negacionistas el asunto de la Asunta hasta que, el 1 de diciembre de 1950, el Papa Pío XII proclamó el dogma de la Asunción, apropiándose para su celebración del día de la fiesta romana del ferragosto. En España es fiesta nacional, es decir, en todas las Comunidades.
El cuarto dogma mariano es el de la Inmaculada Concepción, algo redundante, quizá por aquello de que María ya era pura antes del parto. Pero bueno, supongámosle una vía genealógica distinta a la de Adán y Eva. También es una solemne fiesta nacional.
El problema, aquí, es que en diciembre se acumulan dos fiestas nacionales separadas por un día laborable, lo cual supone para muchos un largo puente, ya que es alta la probabilidad de que se junten a sábados y domingos. Parece que los políticos socialistas intentaron convencer a la Jerarquía Católica de la conveniencia de cambiar la fecha mariana, pero ésta, como en las viejas polémicas entre güelfos y gibelinos, no da su brazo a torcer y les dijo que cambien ellos la de su Constitución.
Ya dijimos que el Gran Almacén actúo con más picardía y desplazó el tradicional “Día de la Madre” del 8 de diciembre a Mayo, un mes donde no se acumulan los regalos.
Son diez las fiestas nacionales del calendario español , de ellas sólo cuatro son cívicas; las seis restantes, religiosas, y dos de ellas marianas, además de la Natividad que comparten Madre e Hijo. Y es que como aconseja el Vaticano, a los españoles se les entra mejor por lo de la Virgen.
¿No parece excesivo para un país laico?
JGM
Arriba: Icono de San Cirilo
Medio: Icono de la Anunciación
Abajo:La dormición. El icono representa a Jesucristo con su madre en los brazos