2008-12-02

Toros sin defensas


El castizo y chuleta Defensor del Pueblo ha soltado ¡en la COPE! otra de sus barrabasadas. Ha venido a decir ahora que los que estamos en contra de ese ritual salvaje, de las corridas de toros, somos tontos.
No voy a responderle diciendo que él a mi me parece un gilipollas, no, porque no creo que lo sea, pero sí pienso que como político, como político profesional, no le han movido nunca más intereses que los propios, los de su ambición personal. Probablemente fuera determinante esa semejanza con el que lo eligió para el cargo, el cada vez más sospechoso criminal de guerra, del que ahora aparecen pruebas fehacientes de haber ayudado a llevar al suplicio a tantos “presuntos terroristas”, sólo por plantar las pezuñas en la Mesa Oval.

Volviendo al “ombudsman”, creo que su trayectoria en la política activa no puede ser más turbia: comensal con los militares armadistas pocos días antes de la siniestra bufonada de Tejero et al, fue requerido como testigo al juicio de los golpistas –uno de los principales imputados le incluía en la lista virtual de de ministrables de Alfonso Armada.
Quizá por su judaísmo ancestral fue de los defensores a ultranza del establecimiento de relaciones con Israel, sin exigir ninguna contrapartida para favorecer el fin del conflicto judeo-palestino, por lo que muchos lo calificaron como “sionista”..

Una vez apagados los revuelos del 23-F, fue nombrado ministro de Justicia, y cuando Felipe González le comunicó su cese, dos años y pico después, no se lo podía creer: “Yo” “A mí” decía incrédulo y ofendido.

En el año 2000, fue elegido por Aznar para el cargo de DP- habría que conmoverse con la ingenuidad del PSOE por consensuar esa propuesta, si no fuera porque, ya en el Poder, apoyó su reelección en 2005. Ante su selección por Aznar, un cínico Zaplana vino a decir que tenían más candidatos “socialistas” en otra terna: el meapilas Vázquez, el apagacirios Bono o el irascible nacionalista español Rodríguez Ibarra. Afortunadamente, parece que los tres están a punto de abandonar la política, a no ser que a Bono se le ocurra formar el “ticket” con su amigo Gallardón para las próximas generales.

Creo que el apoyo del PSOE a este político, cuya deslealtad era ya notoria entre sus camaradas de última hora en el PC, es una más entre las explicaciones que el PSOE tendrá un darnos un día a sus votantes.

JGM

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