2010-05-03

El TC va a los toros


Tres magistrados del TS, un Moranco y el toro, nos parece que sólo falta “el Bombero Torero”.

La semana pasada, la presidenta del Tribunal Constitucional, María Emilia Casas, exigió respeto a la institución y a sus magistrados ante la "desproporcionada e intolerable campaña de desprestigio emprendida desde ciertos sectores políticos y mediáticos" contra el alto tribunal. Parece que a esta señora y a los ilustres miembros del TS no se han parado a pensar en el espantoso ridículo que llevan haciendo desde hace cuatro años con sus tejemanejes pare recortar el Estatuto de Cataluña; tampoco se han planteado que el prestigio no se otorga sino que hay ganarlo y mantenerlo.

El principal asunto que los ha ocupado en los últimos tiempos es el de resolver esos recursos de constitucionalidad contra el Estatuto de Cataluña. Cuatro años han transcurrido desde que, en primer lugar, los órganos representativos de los ciudadanos catalanes aprobaran su redacción y después los ciudadanos, esta vez con su voto directo, lo aceptaran en referéndum. Ya, a nivel del parlamento español, el texto legal recibió la aprobación de la Comisión Constitucional del Congreso y fue sometido a votación y aprobado por las Cortes Generales.

Dado el complejo recorrido de esta proposición legal, siempre bajo el control de los representantes directamente elegidos por los ciudadanos, la primera cuestión que a nuestro modesto juicio deberían haberse planteado los miembros del TC es su legitimidad. ¿Es competente este grupo de doce miembros del Tribunal Constitucional, elegidos por cooptación y “pasteleo” entre los dos partidos mayoritarios, para anular las leyes que la voluntad popular ha acordado a través de sus representantes legítimos?

No dudamos aquí de su legitimidad formal, que cabe dentro de las vaguedades de la ley, pero si de otras legitimidades a la luz de las teorías de la democracia.

¿ Qué legitimidad puede tener un grupo diezmado por el tránsito final de uno de sus miembros (el que fuera gobernador civil nombrado por “Carnicerito de Málaga”) y por la recusación espuria de otro de sus miembros. ¿Qué decir cuando cuatro de sus componentes deberían haber concluido su mandato en 2007, pero siguen ahí porque los dos partidos principales no llegan a un acuerdo para renovarlos. Llega uno a comprender la reticencia del PSOE ante la imposición por el siniestro Trillo de dos candidatos de tan sectaria trayectoria: uno, Francisco Hernando, el juez intransigente que predica la aplicación de las mismas leyes en todos los lugares y circunstancias; el otro, Enrique López, jaleador habitual en saraos fachas.

Nos preguntamos al ver la foto de arriba si los del burladero no se estarán burlando del sufragio universal. Mucho ir a los toros pero parece que les falta “vergüenza torera” para presentar su dimisión.

JGM


No hay comentarios: