Comentaba Rodríguez Zapatero el pasado martes (22/11/2011) que en el 20-N “Tuvieron todo el viento en contra”. Se queda corto el Presidente, lo que tuvieron a su alrededor fue la tormenta perfecta. Así como en la película que da nombre a esta entrada, el capitán Billy Thyne (George Clooney) dirige el Andrea Gail en medio de dos monstruosas tormentas, Pérez Rubalcaba y el PSOE se enfrentaron el 20-N a unas borrascas que les atacaron por todos los puntos cardinales.
La crisis, que asomó la cabeza en Agosto de 2007 como crisis financiera (falta de liquidez y descrédito de las subprimes), explotó de forma incontrolable en agosto del año siguiente, y un mes después acabó en la quiebra de la pirámide de Lehman Bros.; es decir sólo cinco meses después de que Zapatero ganara por segunda vez las generales y comenzará a gobernar en minoría. Sucedió que hasta los bancos más cautos tenían los papelitos que imprimía ese holding, sin contar, claro, con los que habían colocado a sus clientes.
A partir de ahí comienza a desinflarse en España, de forma acelerada, la burbuja inmobiliaria, y llega con ello la caída brusca del empleo, mayoritario en el ladrillo y en las industrias subsidiarias.
Pocas posibilidades de renovar su mandato puede tener un partido político en cuya legislatura se haya llegado a casi cinco millones de parados, pero menos con una presión al alza de los mercados de la deuda que le obliga, por un lado, a restringir drásticamente el gasto público, con el consiguiente aumento del desempleo; y por otro lado, a recortar el gasto social y, peor aún, las pensiones y los sueldos funcionariales. Hay quien sostiene que si realmente hubiera cinco millones de parados, el orden social habría saltado por los aires, suponemos que se refiere al empleo sumergido, pero ese empleo ya existía antes de la crisis y pocos trabajadores arrojados al paro encuentran un trabajo al día siguiente, aunque fuera oculto. También se ha dicho que las señoras del ropero del PP y otras damas ociosas se han apuntado al paro con el fin de aumentar los datos negativos, puede ser, pero esas cifras serán simplemente anecdóticas.
La inevitabilidad de esa crisis hubiera sido probablemente suficiente para que el PSOE perdiera el poder, pero ha habido muchos factores coadyuvantes que han agrandado esa derrota. Hay que destacar entre esos factores la deslealtad de la oposición, tanto del primer partido de esta, el PP, como del resto de las fuerzas políticas, quizá a excepción de los nacionalistas, que en general suelen tener un concepto más claro del Estado que la derecha que representa el Partido Popular, cuyo único afán es descabalgar al Gobierno a cualquier precio para ponerse ellos. Tanto el siniestro presidente fundador de ese partido, como su presidente actual, han prodigado todo tipo de dudas y descalificaciones sobre las medidas económicas del Gobierno del PSOE; a sabiendas (y si no lo saben sería peor todavía) de que esas dudas y descalificaciones se transforman automáticamente en factores multiplicadores negativos en las fórmulas empíricas de los modelos matemáticos con que trabajan las agencias calificadoras de la deuda, (para un ejemplo, véase la noticia de ayer (24/11/2011) sobre el anuncio de una huelga en Portugal, que inmediatamente ha hecho bajar la calificación de ese país hasta el nivel del bono basura, con la consiguiente subida de los intereses de su deuda).
Difícil resulta generalmente para el PSOE comunicar a través de unos medios que en su mayoría le son hostiles. Por un lado una pléyade de nuevas televisiones (TDT), a cual más insidiosa, sectaria y, en muchos casos, capaz de recurrir al insulto descalificador y grosero; junto a ellas, están las autonómicas que, como la valenciana o la madrileña, utilizan el dinero público al servicio exclusivo del PP, empleando también a menudo formas zafias e insultantes. Por otro lado, la prensa escrita, mayoritariamente crítica con el PSOE, se ha visto reforzada en la última legislatura con la hostilidad de “El País” hacia Rodríguez Zapatero. Parece que el origen de esa malquerencia son ciertos intereses mercantilistas, pero bueno, eso la yo dijimos en otra entrada. El caso es que muchos de sus comentaristas y, sobre todo, editoriales sin firma se han cebado con la política del Gobierno en la crisis. Principal papel ha tenido en esa campaña, su mandamás, el señor Cebrián, que incluso ha llegado a arrogarse prerrogativas del Jefe del Ejecutivo: pedir el adelanto de las elecciones, o acortar el plazo del traspaso de poderes al PP. Sirva como muestra del sectarismo de ese “diario independiente”, las siguientes acotaciones de su editorial del día de reflexión (19/11/2011):
“Zapatero tampoco destacó como amante del consenso durante su estancia en La Moncloa”.
“La movilización de los votantes del PSOE que hoy manifiestan su desapego mediante la intención de elegir entre otras opciones políticas de izquierda o abstenerse es la última esperanza de Rubalcaba. Un abstencionismo motivado por la pésima gestión que José Luis Rodríguez Zapatero ha hecho de la crisis y de sus consecuencias,…” (las negritas son del bloguero).
Otro botón de muestra es el apoyo que, desde las páginas de mayor lustre de ese diario, ha venido dando a Rosa Díez el novelista y político frustrado Vargas Llosa. Su último artículo “Una rosa para Rosa”, publicado pocos días antes de los comicios, es un muestra patente del rencoroso sectarismo de ese medio. Quizá convendría recordarle al señor Cebrián que al igual que los votantes cambian de partido también los lectores pueden cambiar de periódico.
Otro de los vientos de costado que ha tenido que soportar el PSOE ha sido el de los comunistas, camuflados ahora en la coalición IU. El señor Cayo Lara ha recuperado el estribillo de aquel antiguo socio de Aznar, el maestro Anguita, repitiendo lo de que el PSOE y el PP son la misma cosa, y que fuera de su ortodoxia comunista no hay salvación. En la entrada anterior denunciábamos el cinismo socarrón de este político, que al ser preguntado por los presos políticos de Cuba, respondía que "no sabía", que "tendría que ir allí a enterarse"; cuando nos consta que estuen Cuba el año anterior, donde soltó sus tendenciosas declaraciones sobre el envió de tropas norteamericanas y españolas para socorrer a las víctimas del terremoto de Haití.
Otro fenómeno que ha podido incidir en los resultados (al menos en cuanto a los índices de abstención) ha sido el del movimiento 15-M. Hay que reconocer que las esperanzas que suscitó con sus movilizaciones en las anteriores elecciones no han aparecido en las últimas. Quizá haya que esperar y ver que sucede con el movimiento. De momento parece haberse quedado en la aporía: “No les votes” “No nos representan”. Difícilmente pueden representarles si no les votan, digo yo. Probablemente el señor Cayo Lara reafirmará las tesis leninistas de la necesidad de una vanguardia de líderes revolucionarios que guíe a la masa de indignados. Él ya intentó acercarse por allí, pero los jóvenes le echaron con cajas destempladas.
Otro viento de estribor lo ha soplado, como suele hacer, la Justicia, de la que ya conocemos su conservadurismo, es decir, mayoritariamente pro PP. Unos jueces que al parecer no pueden librase de la “rémora Trillo”, que como ese pez fantástico que detenía los barcos, es capaz él de detener los pleitos. Decía Diego de Saavedra Fajardo: “No siempre vence la mayor fuerza. Al curso de una nave detiene una pequeña rémora”. Para tratar de neutralizar los efectos negativos del Gürtel en la campaña, los fontaneros del PP inventaron unas cuantas patrañas que afectaran a políticos del PSOE: “Caso Faisán” para desprestigiar a Rubalcaba o el aparente montaje sobre el ministro Blanco. El caso es que los jueces han llevado al banquillo antes a los denunciantes (Luna, en Valencia) que a los presuntos gángsters del Gürtel, al igual que va a preceder al de esta trama el juicio a Garzón. Incluso el pepero valenciano Betoret ha esperado a conocer los resultados de las elecciones para entregarle al juez los trajes que le “regaló” la banda, ¿puede el erario público resarcirse con unos trajes usados?; mejor donarlos a algún museo Judicial y Policial.
Otro viento que siempre ha soplado en contra del PSOE es el de los curas. La Iglesia, con su ridícula obstinación en tratar de dificultar o impedir el deleite venéreo de los humanos, arremete contra los que facilitan píldoras abortivas, abortos legales, matrimonios homo, divorcios exprés, etc., por lo que parecen contar con Rajoy y sus numerarios de cabecera para que les ayuden en la faena. Para colmo, ha venido hace tan sólo tres meses su jefe supremo, acompañado de una inmensa muchedumbre de jóvenes púlcramente uniformados, quizá para ver el contraste con las vestimentas grunge de los perroflautas de Sol. Díficil precisar el efecto sobre los resultados electorales, pero aquí sólo expresar la vergüenza ajena que tantos sufrimos con su raudo recorrido por las calles de Madrid encaramado en una especie de pajarera, agitando los brazos y sus ropajes barrocos.
La patronal, aunque libre ya del anterior presidente, tan nefasto para propios y extraños, sigue prefiriendo, y así lo expresa, un partido como el PP antes que una izquierda más favorable a un reparto justo de beneficios entre trabajo y capital. Contratos sin gastos de despido, salarios por debajo del mínimo legal, el ninguneo de los sindicatos y el aprovechamiento interesado del enorme ejército de reserva que forman los desempleados figurarán, sin duda, en la agenda de los empresarios.
Lo dicho más arriba figura asimismo en las esperanzas de los banqueros, que ya se han reunido hoy (25/11/2011) con Rajoy para presentarle apresuradamente sus interesados cahiers de doléances.
Obviamente, al igual que en la película y en el hecho real en ella narrado, dentro de la actuación del PSOE y sus capitanes habrá habido toma de decisiones in extremis, cálculos fallidos y otros avatares. Pero de ello nos ocuparemos en otra entrada.
J G Mardomingo