2012-02-25

Del 15-M al 20-N ¿Quién ganó? ¿Quién perdió?


El asombro y entusiasmo con que muchos acogimos la erupción espontánea y el aire fresco de los movimientos juveniles de los “indignados” del 15-M se desvaneció un tanto ante su ausencia en las generales del 20-N. ¿Qué pasó con ese comportamiento colectivo? ¿Cansancio? ¿Desánimo? Vaya usted a saber. Quizá dentro del movimiento crítico debieran explicar ese largo adiós.

Dentro del amplio concepto de la acción colectiva, el 15-M reunía alguno de los requisitos para poder llegar a considerarlo un movimiento social incipiente, que se iría desarrollando en un eje temporal, hacia una construcción futura:

- Nunca hasta ahora se habían conocido unas redes informales de interacción tan poderosas, facilitadas por las redes sociales en Internet, la telefonía móvil, etc.

- Se desarrolla en un área de conflicto. Una grave crisis económica que ha afectado principalmente a los grupos de edad de los actores de ese comportamiento colectivo (45 por ciento de paro juvenil).

- Promover la acción fuera de los mecanismos institucionales habituales en la vida política y social, un tanto desacreditados.

Quizá faltaran para esa consideración académica de movimiento social unas creencias compartidas, con el suficiente criterio como para producir un sentido alternativo de la acción.

Vimos pues, que el 15-M surgía como una acción colectiva, como una forma de participación ajena al ámbito de la política institucional y con la pretensión de modificar los criterios de la democracia representativa -“¡No nos representan” es uno de sus eslóganes favoritos, con lo que tratan de erosionar tanto a los partidos políticos como a las organizaciones sindicales de clase. Cuestionar la legitimidad de los sistemas de partidos, considerar a la clase política como una banda de privilegiados tendente a eternizarse en sus poltronas son argumentos que tienden a desmovilizar al electorado de izquierdas. La derecha ha demostrado en nuestro país que vota como una piña, que las desuniones en su seno son meramente retóricas; un hecho realzado cuando piensan que en una situación dada se pueden menoscabar sus intereses, y en una crisis como la actual son muchos los que tendrán pérdidas. Tratan de no estar entre ellos.

Quizá al principio, el PP viera con cierta preocupación la aparición de esa protesta colectiva, de ahí que pidiera a gritos el desalojo de la Puerta del Sol, pero pronto comprendió que no iban a ser ellos los perjudicados, sino los partidos de izquierda, la fidelidad de sus votantes estaba garantizada. No obstante, sus voceros insistían en sus descalificaciones e insultos “esos solo buscan una casa para ellos y una caseta pa’l perro”. De ser así, tras las declaraciones de la actual delegada del Gobierno, se habrán quedado sin su última morada: la Puerta del Sol. La nueva delegada, Cristina Cifuentes, ha declarado que ella no hubiera permitido las acampadas de Sol.

Unos hechos, estos, que debieran llevar a la reflexión de que se puede actuar fuera del ámbito de la política institucional, pero que no todos los partidos o grupos de presión o de intereses son iguales. No seguir el ejemplo de los comunistas que dominan IU, que a pesar de su júbilo inicial vieron como los “indignados” recibían a su jefe de filas arrojándole un cubo de agua. Es difícil cuantificar la influencia de esa acción social en las elecciones del 15-M y del 20-N, pero no nos cabe duda que ha perjudicado significativamente a la izquierda.

El pasado domingo (19-F), convocadas por los dos sindicatos mayoritarios, se registraron en todo el país las manifestaciones más concurridas de la última década en defensa de los derechos de los trabajadores. Cientos de miles de manifestantes clamaron contra los recortes sociales del PP. Mientras, en Madrid, el “grupo crítico” del 15-M, apostado en una plaza, insultaba a su paso a los líderes sindicales y políticos de izquierda, utilizando, entre otros, ese odioso eslogan de “PSOE y PP, la misma mierda es”, una versión escatológica del que utilizan los comunistas emboscados en IU. Incluso, un idiota soltó un globo cargado de pintura para manchar a los sindicalistas.

Véase otra forma de forma de actuaciones espontáneas y desorganizadas: los actuales acontecimientos de los estudiantes valencianos. Una acción puntual, no institucionalizada, de un pequeño grupo que protesta airadamente, pero de forma pacífica, y recibe una respuesta brutal, desmesurada, de un poder que se siente atacado políticamente. Un poder, que se siente legitimado en las urnas y piensa que no tiene porqué escuchar las peticiones irrisorias del “enemigo”. En este caso, los estudiantes valencianos no desdeñaron el apoyo de sindicatos y partidos de izquierdas.

Cualquier acción colectiva para llegar a convertirse en movimiento social tiene que labrarse una identidad que trascienda la inmediatez, que vaya más allá de los derechos individuales hacia los colectivos. Los movimientos sociales aparecen tradicionalmente como una forma de actuación para modificar la de la democracia participativa, y suelen comenzar cuestionando la legitimidad de los sistemas de partidos. Bien, es preciso actuar como revulsivo del anquilosamiento de los partidos y de la clase política trabajando para sí misma. Pero, hoy por hoy, no concebimos otra lógica política viable que la de la representación, y no es difícil deducir que la democracia representativa se basa en los partidos, sin los cuales no existiría; mientras que por el contrario, la democracia sí puede mantenerse sin movimientos sociales o cualquier otro tipo de acción colectiva.

Julio G. Mardomingo

2012-02-16

¡A callar! Que lo manda su Alteza Real.

Según Wikipedia, en la educación de Su Alteza Real Doña María del Pilar Alfonsa Juana Victoria Luisa Ignacia de Todos los Santos, Infanta de España, Duquesa de Badajoz, Vizcondesa viuda de la Torre (Doña Pilar para los castizos) sus padres no se esmeraron demasiado, hasta el punto de que no acabó el bachillerato; si bien –sigue Wikipedia- “durante su estancia en Lausana asistió al Colegio Católico Mont-Olivet y aprendió buenos modales con su abuela la reina Victoria Eugenia, que era lo primordial en una Infanta de la época. Con su abuela aprendió a sentarse correctamente, comer, reverencias, etc.”

Lo que quizá no le enseñaron a esta señora en Lausana fue que la libertad de expresión es uno de los derechos fundamentales de los humanos en las democracias más o menos avanzadas. Que si uno de sus sobrinos agnados es, presuntamente, un truhán, no tenemos porqué dejar de presumirlo.

Vayamos más allá, la pregunta es de dónde salen las ínfulas de esta Real Familia. ¿Dónde está su legitimación?

Poco después del 14 de abril de 1931, el pueblo de Madrid barría los techos de los tranvías cantando

"No se ha ido, que lo hemos barrido. No se ha marchao, que lo hemos echao”.

pero tuvo el detalle de ofrecer al abuelo, al Cametas”, un exilio dorado. ¿Cómo lo pagó? Pues con un millón de pesetas, que en abril de 1937 entregó al delincuente Franco para sufragar la rebelión fascista-militar.

Su hijo Juan, formal heredero dinástico, cruzó la frontera el 1 de agosto de 1936 para presentarse voluntario ante los rebeldes, cubierto con las insignias falangistas, para luchar contra el régimen legítimo republicano.

No les salió muy bien porque el déspota se embolsó el millón del primero y al segundo le dijo que se marchara por donde había venido, que el solito se bastaba para masacrar a los españoles, republicanos o afines.

Difícilmente, creemos, puede proceder ninguna legitimidad de esa dinastía tan deslegitimada por su propia trayectoria. ¿De dónde dicen que le viene al actual monarca la legitimidad? Dudoso asunto. Le llegaría, principalmente, del espíritu del dieciocho de julio, de las leyes de sucesión que el déspota se sacaba de la manga, y que los españoles, bajo la presión de militares golpìstas, de pistoleros fascistas, de políticos fraguistas y de políticos arribistas, acabamos aceptando en una Constitución arrebatada, votada bajo presión.

Algunos dicen que confirmó esa legitimidad el 23-F. Asunto cada vez más puesto en duda. En primer lugar está el notorio y público desafecto del Rey hacia el presidente Suárez a partir de las crisis político-sociales de comienzos de los ochenta (Véase el interesante trabajo de Javier Cercas “Anatomía de un instante”), como si el presidente elegido democráticamente por la mayoría de los españoles fuera un valido que hubiera puesto él y al que pudiera despedir cuando quisiera.

También las conversacione, desveladas recientemente, entre el monarca y el embajador de la entonces República Federal Alemana muestran muchas dudas sobre una supuesta connivencia del monarca para sustituir a Suárez por un militar consensuado con políticossocialistas como Múgica (l’homme que bouffait à Tous les râteliers) o, incluso, con el transformista Tamames. Digamos un “golpe suave”.

Así que, Excma. Sra. Dña Pilar, diga usted lo que se le ocurra pero no intente taparnos la boca a los españoles, usted es simple y llanamente una ciudadana más.

Julio G Mardomingo

2012-02-10

Garzón: Iniquus iudicia

Ya cazaron a Garzón. Los fascistas, los corruptos, los envidiosos y esa corporación de jueces retrógrados. Ganas le tenían. Juzgar a Pinochet: ¡qué atrevimiento! al primer jefe de Estado que acudió a venerar el cadáver del asesino de El Pardo, pero ¿y eso de meter en la cárcel al jefe de la gürtel?; ¡inadmisible!, ¡hasta dónde podíamos ir a parar! acabarán encerrando hasta la más sagrada realeza, como ya pretende algún juececillo díscolo. Menos mal que para eso están los demás, los jueces schmittianos en la Justicia franquista o sus descendientes directos. Porque para eso sigue siendo la judicatura una gran familia: los jueces, que ya retirados preparan a los opositores para ese ridículo ejercicio memorístico de un temario, son los que hacen la primera criba, sonsacando a sus pupilos con vistas a saber su ideario político y comunicandoal tribunal el nombre de sus preferidos. Así se hereda la casta, los hijos de los jueces se presentan a lo mismo y el tribunal los reconoce cuando se presentan ante ellos para leer el tema. No es nada extraordinario en este país, no es algo reducido a la magistratura, también la universidad parece un tipo similar de endogamia; incluso, en importantes empresas la admisión del empleado la decide la “entrevista”, en la que el entrevistador ya sabe lo que tiene que hacer “hoy por mí, mañana por ti; no vamos a dejar que se cuele algún intruso”.

Volviendo al caso Garzón no es preciso entrar en la argumentación jurídica en el caso de los crímenes del franquismo, basta con la demanda de los dos grupos que la presentaron: el pseudosindicato ultraderechista y el partido de la Falange, las mismas siglas, FE de las JONS, con que unos facinerosos se alzaron en armas contra un Gobierno legítimo, con las que torturaron y asesinaron a ciudadanos inocentes; y, por supuesto, la connivencia del juez “progresista” Varela. No se adivina acaso la mano del ex ministro Trillo en todo el asunto, ¿no ha echado una mano ese juez? No cabe mucha duda sobre esto último. Él fue quien dictó las enmiendas a la demanda para que cupiera en un proceso, al que una vez puesto en marcha con esos avales, solo faltaba la interpretación sesgada del alto Tribunal.

Ya pueden respirar tranquilos los gürteles, sus reales altezas, la troupe valenciana del PP y el ídolo mallorquín de Aznar: tendrán el presunto amparo el nuevo fiscal general del Estado y del TS.

JGM