Hace pocos días, harto del acoso político-social de ese rosario de obispos ultramontanos, decidí pedirles que me sacaran de su rebaño, en el que el nacional-catolicismo imperante en aquella época había obligado a mis padres a agregarme. Envíe, para ello, sendas cartas a la parroquia en que me bautizaron y al obispado correspondiente.
La parroquia no ha dicho ni pío aún. El obispado me contesto a vuelta de correo. He aquí lo que me dicen:
(Párrafo 2) “Como sabrá, el bautismo es indeleble; los libros de bautismo no son ficheros ni bases de datos, sino un registro que da fe de un hecho histórico”.
A continuación y tras un “bla,bla” melifluo, me añaden en negritas:
“No tenemos informatizados los libros parroquiales, ni hay fichero de datos sobre partidas de bautismo, por lo cual le comunico que no podemos localizar su Partida de Bautismo (el subrayado es mío), razón por la que es imprescindible que usted nos envíe Certificado original de su Partida de Bautismo e indique integramente los datos referentes a su bautismo, que constan en la “Declaración de Apostasía” adjunta. Sin estos datos no podremos dar curso a su solicitud y nos veríamos obligados a archivar su Expediente.”
Y continúan, ya sin negritas:
“Puedo asegurarle que si optara definitivamente por el abandono de la Iglesia, procederemos a la debida anotación de su decisión en la Partida de bautismo, así como a la cancelación de cualquier tipo de listado, fichero o base de datos en el Iglesia.
Sentimos su decisión, y lo encomendamos al Señor para que lo ilumine y lo guíe por el recto camino”.
A la vista de lo que dicen, deduzco:
1) Que utilizan el término “indeleble”de forma ambigua: En su acepción canónica, significa la irreversibilidad de los sacramentos, y en lenguaje común quiere decir que un escrito es materialmente imborrable. Yo no pretendo que usen un borratintas sobre mi nombre, sino simplemente que lo tachen de manera que sea irreconocible, algo así como sucede con los antecedentes penales prescritos.
2) Una clara contradicción entre el párrafo 2 y el final de la carta. Al principio dicen que
“los libros de bautismo no son ficheros ni bases de datos,...”, pero al final hablan de la “cancelación de cualquier tipo de listado, fichero o base de datos en el Iglesia”.
3) Me piden una partida de Bautismo como si en vez de estar en sus archivos tuviera que buscarla en la Jefatura de Tráfico. Supongo que para sacarme los últimos cuartos.
El párrafo final no tiene desperdicio, me encomiendan al Señor, -¿a qué señor?-, para me guíe por el recto camino (cursivas mías). Acaso no recuerdan estos buenos señores que la soberbia es el primero en la prelación de pecados capitales, ¿por qué el uso del artículo determinado en el “recto camino”? ¿acaso el único camino recto es el suyo?
(Continuará)
JGM
El cuadro de Goya "San Francisco de Borja asiste a un moribundo impenitente" se encuentra en la Catedral de Valencia.
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