¿Quiénes son los separatistas?
Quizá lo que más claro del breve discurso del presidente Zapatero después de su victoria fue su declaración sobre el PSOE como el partido aglutinador del Estado, el que mantiene una representación clara en todas las comunidades autónomas.
El lunes, 10 de marzo de 2008, caminaban dos señoras por una acera de Pozuelo de Alarcón y una le comentaba en voz baja a la otra: “Claro, les votan los vascos y los catalanes, por eso ganan”.
Hace un par de semanas, veía yo en la tele el partido de copa entre el Valencia y el Barça en un bar de Madrid, cuando entró un grupo de hombres que rondaban la cincuentena, parecían venir de trabajar aunque eran las once de la noche. En ese momento, el equipo de Valencia metió su gol: “Gol. Gol de E’paña” gritaron al unísono”.
No era tan trivial el comentario de las señoras pozuelanas, ya he oído en simpatizantes del PP voces, tanto con respecto a los catalanes como a los vascos, diciendo “¡Pues que se separen ya!”
Resulta, pues, que en el caso de Cataluña -donde el PP ni siquiera ha conseguido un escaño en Gerona-, al haber perdido las generales no puede acomodar a ciertas clientelas desde el Gobierno central, y, por tanto, las parcelas de poder que corresponden allí a este partido son mínimas, prácticamente nulas; el desarrollo del nuevo Estatut las harían aún más bajas aunque gobernaran en Madrid; por tanto, se preguntan algunos, “¿de qué nos sirve mantener a esa gente que sólo sirve para birlarnos el gobierno del resto del Estado? Su derecha no es la nuestra”. Otro tanto ha ocurrido en el País Vasco, en donde de 18 escaños sólo ha conseguido tres.
Qui sembra vents, reculls tempestes!
Es incontestable la existencia de un anticatalanismo fomentado o consentido por el PP.
Cuando Aznar ganó por los pelos las elecciones de 1996, los jóvenes cantaban bajo el balcón de la calle Génova lo de “Pujol, enano, habla castellano”, y Aznar les reía la gracia, a sabiendas que su única opción de gobierno radicaba en CiU. Esa actitud quizá nos costó a los españoles una sustanciosa parte del control central del IRPF.
Uno de los primeros nombramientos de Aznar fue el de un gamberro apayasado como Secretario de Comunicación. Lo primero que hizo ese botarate fue subirse a la televisión pública y burlarse de los catalanes entre grandes risotadas. La respuesta de Pujol debió de ser tan contundente que el bufón salió despedido de su cargo de manera fulminante. Aún anda por ahí ese pájaro con su histrionismo ofensivo.
Lo lógico en un hombre de Estado hubiera sido, en aquellos momentos de euforia tras su primer triunfo, desautorizar a esos jovencitos (y a las señoras envisonadas), porque, vamos a ver, ¿adónde van a ir que más valgan? ¿a alguna de esas falanges, falanginas o falangetas? .No, a la derecha del PP sólo está el vacío.
Algo semejante debería haber hecho Rajoy ante el estúpido boicot a los productos catalanes en lugar de limitarse a hacerse una foto con una copa de cava ante unos empresarios catalanes. ¿Acaso sus clientelas del ultranacionalismo español iban a votar a Zapatero o a Llamazares ante una crítica clara a ese boicot? Quizá Rajoy, como en tantas otras situaciones, no se atreviera a contradecir a Aznar, el ex presidente que a sus carencias como hombre de Estado une su sectarismo antinacionalista periférico.
Más próximas caen las propuestas y lapsus de la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre. Esta buena señora no sólo considera el castellano como una lengua extranjera en Cataluña, sino también como extranjera a la catalana en el resto de España. Pero más significativos son sus lapsus cuando prefiere que las empresas se queden en Madrid en lugar de ir a un país extranjero:( a Barcelona).
Otro tremendo patinazo de Rajoy fue la elección como número dos en sus listas de Manuel Pizarro, el amigo de Aznar. A este hombre se le atribuye que dijera sobre la OPA de ENDESA que “mejor alemana que catalana”.
El asunto de la empresa eléctrica no sólo fue derecha contra izquierda sino, también, Cataluña contra Madrid, con el resultado de que en lugar de constituirse un gigante de la energía en España se ha troceado Endesa, yendo a manos “extranjeras” – esta vez sí- un sector tan estratégico como el de la energía.
ETA y los buenos vascos
Durante la última campaña, el ex presidente Felipe González se dirigió a su partido diciendo: “lo habéis hecho bien, pero no habéis sabido comunicarlo”. Se trata de una falacia muy usada en política cuando las cosas no salen como se esperaba.
Obviamente, los políticos cometen errores en su gestión. No se me ocurre en este momento ningún acierto significativo por parte del PP durante la última legislatura, pero lo innegable es que los errores del Gobierno resultan ser siempre muchísimo más notorios que los de la oposición.
Cuando Zapatero anunció que iba a solucionar de una vez por todas el conflicto de ETA, muchos pensamos que el Presidente tenía alguna carta oculta. El PP también lo creyó así, y pensó que si Zapatero conseguía la paz se apuntaría un tanto importante que les alejaría del Gobierno otra temporada. Empezó entonces una virulenta campaña de insultos y descalificaciones en la que, en lugar de negociación, proponían la destrucción total del enemigo (como si fuera tan sencillo acabar de una vez con unos 150.000 obcecados seguidores). Recurrió el PP, en su estrategia, a agentes de dudosa capacidad política e, incluso, mental, con el consiguiente horror de todas las fuerzas políticas que habían avalado en el Congreso los sueños voluntaristas del presidente del Gobierno.
Si el PP hubiera barruntado que la negociación iba a acabar como el rosario de la aurora y hubiera utilizado la ironía y la incredulidad en lugar de su grosera violencia, todo les hubiera ido mejor; pero cierto es que las razones ocultas de Zapatero para acabar con el conflicto nos confundieron a todos. Sin embargo, parece que ha sido en Euskalerría donde han apreciado la buena voluntad del PSOE y se han volcado votándole, con el consiguiente descalabro de los nacionalistas democráticos.
Oportunismo político
Rajoy, ante unos sondeos que predecían una pugna muy disputada, decidió arañar votos donde fuera. No le importó meterse en lodazales donde no hubiera entrado ningún hombre de Estado cuerdo. He aquí algunos ejemplos recientes:
- Se apuntó el primero en la lista de objetores del canon digital, sin ofrecer ninguna alternativa y a sabiendas de que de haber ganado hubiera tenido que imponerlo, como han hecho la mayoría de países europeos. Sólo medidas urgentes pueden impedir el hundimiento de la cultura creativa ante la brusca irrupción de tecnologías que la amenazan fatalmente. Pero no, por unos pocos votos Rajoy se apuntó al bando de los gorrones y se enemistó con el conjunto de artistas, cuya imagen pública es importante ante los electores.-
A Apoyó, o quizá promovió, muy poco antes de las elecciones una manifestación de cazadores en Madrid, que protestaban por el deseo gubernamental de prohibir el uso del plomo en sus proyectiles. Qué pretendía, ¿extender el saturnismo entre los ciudadanos?
- Otra “brillante” iniciativa fue la de solidarizarse con promesas vagas con los afectados por la estafa de Fórum-Afinsa. Todos sentimos que gentes humildes (parece que la Iglesia también invirtió en esos negocios piramidales) perdieran sus ahorros por entregárselos aunos negociantes opacos que les ofrecían el oro y el moro; pero el Estado no puede resarcir a todos los que en sus pequeñas codicias se entregan en las manos de los timadores
- Pero quizá uno de sus actos más lamentables fue el de esconderse bajo los faldones de la Iglesia más reaccionaria, igual que la CEDA en los años treinta. Atacó furibundamente (y sigue haciéndolo), una asignatura que sólo pretende crear buenos ciudadanos desde la infancia. Cierto es que el Gobierno, o bien no ha tenido tiempo o no ha sabido exponer claramente su intento, pero eso es otro asunto.
El hecho es que el protagonismo después de las elecciones ha recaído sobre el PP, es decir, sobre su oferta política a los ciudadanos, ya sean nacionalistas periféricos o centralistas, para los próximos cuatro años. ¿Insistirá en su política de crispación y enfrentamiento entre esos dos nacionalismos?
JGM
1 comentario:
Muy de acuerdo con el análisis.
Hay, no obstante, algo que se me escapa de la lógica y es el resultado en Madrid.
Lo considero dificil de entender en una comunidad donde la TV pública ha estado controlada de forma vergonzante. Donde los madrileños han tenido que aguantar un sábado si, y otro tambien, manifestaciones ultras. Donde el alcalde de la capital, hombre aparentemente popular, se quiso presentar a diputado y no le dejaron. Y donde, no lo olvidemos, en las anteriores elecciones de 2004 los populares solo aventajaron al PSOE en 23.000 votos. Ahora esa diferencia se ha multiplicado ¡¡¡ por 17 ¡¡¡.
Insisto, me cuesta entenderlo.
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