Con la paranoia típica de los déspotas, que creen, no sin
cierta razón, que al igual que ellos usurparon el poder legítimo a sangre y
fuego otros podrían repetir la “hazaña”, aquel sangriento militar, felón y
delincuente, se encerró en una defensa numantina, tomando como rehenes a la mayoría de los
ciudadanos. En su insania, inventó un
frente de enemigos imaginarios, principalmente una conjura de masones, judíos y
comunistas (este último concepto incluía a todo aquel que no simpatizara con
los curas, los militares y los falangistas).
¡Ay si levantara su obtusa cabeza! Podría entonces ver cómo las
logias masónicas son organizaciones tan inofensivas como la Sociedad de Amigos de la Filatelia; cómo
los judíos persiguen a los musulmanes con la misma saña que él los perseguía,
salvo cuando los utilizó en su criminal provecho. Por último, comprobaría cómo los comunistas son domesticables, e incluso, pueden ser utilizables en su enfrentamiento con
otros contrincantes “rojos” más peligrosos.
Sus descendientes más próximos, los políticos del Partido
Popular, sí lo han entendido. Ya desde los comienzos de su marca original,
Alianza Popular, intentaron imponer el franquismo democrático, y ahora están
más cerca que nunca de implantarlo:
La educación se convierte en el privilegio de unos happy few, ¿para qué formar
universitarios; si cuando acaban sus estudios y no les damos trabajo acaban
yéndose a Alemania? La deslenguada presidenta de la CAM lo tiene claro, el que quiera educación que
se la pague, y a precios reales, que son los que ella dicta.
El número de alumnos por clase vendrá limitado únicamente
por el tamaño del aula. ¿Qué más da treinta que cincuenta? El que tenga
interés, aprenderá, y el que no que se espere a que vuelva la burbuja del
ladrillo y viva mientras tanto de la pensión del abuelo.
Dicen que la deuda manda, y les parece que uno de los medios
para que no suba es rebajar las pensiones y hacer pagar sus
medicinas a los jubilados –a esas edades, el que más y el que menos es un enfermo con
tratamiento crónico, aunque no sea de mucha gravedad.
Sabido es que esas medidas inciden no sólo en la calidad de
vida sino también el esperanza media de vida, que venía siendo en nuestro país
una de las altas del mundo.
Las estadísticas muestran ya en los últimos años en algunos
países de nuestra área los efectos de la crisis en cuanto al aumento de los
problemas psicosociales y el incremento
de los suicidios.
Pero al margen de esa voladura controlada del Estado de
bienestar, resultan preocupantes las medidas represivas que el gobierno actual está
tomando, y peor aún con las que nos amenaza.
A pesar de que España es uno de los países con menos delitos
pero con más reclusos, los ministros de Interior y de Justicia abogan por
endurecer las condenas y por crear nuevas figuras delictivas. Es un principio
del derecho Penal que sólo pueden ser delitos aquellas conductas que estén
descriptas por la ley; “pues ¡vale!, dictamos nuevas leyes por decreto, que para
eso tenemos mayoría absoluta en el Parlamento”.
“¡Qué los jóvenes se cuelan en el metro! Pues a por ellos;
un tiempo en prisión preventiva y ya aprenderán a pagar o a ir andando. ¡Qué
llaman a una manifestación con twitter o móviles!, pues les acusamos de
incitación al desorden y a los estragos”. ¡Qué se sientan pacíficamente en el
suelo y no se levantan cuando lo dice el guardia!, pues resistencia a la
autoridad, que ya es delito tipificado."
Los indignados del 15-M, que intentan celebrar la efeméride
manifestándose en Sol, podrán comprobar con toda probabilidad, dentro de pocos
días, la diferencia entre un Gobierno tolerante y los descendientes de aquel
gobierno de cuarenta años de “paz y cementerios clandestinos.” Confío en que a
partir de la que se avecina, dejen de entonar esa ridícula mantra de que “PSOE
y PP la misma mierda es”; un epítome en realidad de lo que propugnaba aquel
falangista-comunista visionario tan amigo de las alianzas con Aznar.
¿Dormir en la
Puerta del Sol? Pues me temo que lo tienen crudo como no sea
en los sótanos de la antigua DGS, que con gran gusto habilitaría la presidenta Aguirre
para esos fines.
¿Y la televisión? Ese artefacto tan poderoso como peligroso. ¿Acaso no se valió de él aquella momia viviente para que coincidieron las protestas callejeras con los derbies futbolísticos o las películas de Carmelita Sevilla. Bien saben de ese asunto la presidenta de la CAM y los chorizos de Valencia.
JGM
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