Lamela: delación anónima y encarnizamiento

Recomiendo a los madrileños que antes de ir a votar la próxima vez se den una vuelta por las Urgencias del hospital Puerta de Hierro. Verán ancianas con rotura de cadera que esperan sentadas en una silla a que quede libre una cama, y que llevan horas sin comer porque si no tienen habitación nadie aparece con comida en las salas de espera.

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Verán también lo que es luchar por una silla de ruedas o esperar durante tres o cuatro horas a que llegue una ambulancia para devolver a los impedidos a sus casas.
No obstante, parece que lo peor está por llegar; al fin y al cabo ahora, tras ocho horas de espera te hacen un TAC; en el futuro con la privatización y los ahorros de costes te darán una aspirina y te mandarán a casa.

Es la consecuencia del largo periodo de gobierno de la Comunidad por Gallardón, primero, y por la señora Aguirre después; esa pareja de gobernantes frívolos que sin enrojecer moralmente mantienen una lucha por el poder como la de César y Pompeyo, aunque en realidad se parecen más a Ricardo III y a lady Macbeth, y que han mostrado bien a las claras lo que es despilfarrar el dinero de los contribuyentes con obras faraónicas e inútiles; véase si no, el tren ligero que de Aravaca a Colonia Jardín va casi siempre prácticamente vacío.

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La Justicia, aunque tarde, ha dado la razón a los médicos vilipendiados y escarnecidos por esa señora y sus esbirros. Todo empezó por una “denuncia anónima” –como sucedía a raíz del fin de la última guerra civil, cuando las denuncias anónimas mandaban inocentes a los paredones.
Resultado: el encarnizamiento terapéutico en los hospitales.

El señor Lamela, ese político indigno, ya agazapado en otro cargo, no tiene el menor recato en seguir mostrando su cinismo y su ignominia, entre los aplausos del sacristán Rajoy y la presidenta que ocupó su cargo en contra de la primera voluntad de los votantes de Madrid.

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Gallardón: Su gestión al frente de la Comunidad de Madrid ha sido un continuo hundimiento de los servicios sociales de esta comunidad.

En verdad que no sé de donde le viene a este hombre la fama de liberal centrado. En la última y vergonzosa legislatura, cuatro años de “golpe de Estado” continuo por parte del PP, del fantoche de la AVT y de cierta basura episcopal, no abrió el pico más que una vez al principio para hacer un poco de autocrítica, pero lo cerró definitivamente ante el primer papirotazo de Acebes. Algunos miembros de su partido han tenido más vergüenza. Él, por el contrario, se ofreció incondicionalmente para apoyar a Rajoy , el designado a dedo por aquel cómplice en el genocidio de Irak.

JGM